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Gabriel García Márquez: Cien años de soledad cumple hoy medio siglo


Si todos los lectores de Cien años de soledad se unieran, a manera de comunidad, formarían uno de los 20 países más poblados del mundo. Así fue cómo el escritor Gabriel García Márquez graficó el éxito de su novela, en el IV Congreso Internacional de la Lengua Española, en 2007. El libro, desde su publicación, fue celebrado por la crítica y los primeros ocho mil ejemplares aumentaron de manera colosal en otros países. El realismo mágico, plasmado con maestría en una prosa de construcciones sintácticas únicas e historias que ensamblaron realidad y fantasía, dejó su marca dentro de la literatura latinoamericana y universal.

Hoy, la novela cumple cincuenta años de su aparición en la Editorial Sudamericana, en Argentina, y su lectura sigue aumentando. Según estimaciones de la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano, publicadas en febrero de este año, Cien años de soledad llegó a más 30 millones de personas en 35 idiomas.

HISTORIA. Sin embargo, antes de los millones de ejemplares vendidos, el libro tuvo una historia igual de poderosa que la contada desde la estirpe de los Buendía.

La creación literaria de Macondo y sus personajes, que vi

ven con lo fantástico en sus viviendas y en las calles, además de presenciar los procesos históricos de su territorio y el destino irremediable de la soledad, empezó con una imagen de un hombre adulto que llevaba a su pequeño hijo a mirar el hielo. Esa idea, según el premio Nobel de Literatura 1982, la tuvo latente por cerca de 20 años. A inicios de 1965, “Gabo” manejaba su auto rumbo a Acapulco, junto a su esposa Mercedes Barcha y sus dos hijos, para tener un agradable fin de semana. Pero, en medio de la carretera, donde casi atropella a una vaca, le sorprendió la oración que inicia el clásico literario: “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde en que su padre lo llevó a conocer el hielo”. El laureado autor dio media vuelta y regresó a su casa para escribir, sin pausa, Cien años de soledad.

Francisco Porrúa, director literario de la Editorial Sudamericana, no leyó la frase inicial, la más recordada por sus lectores, pues García Márquez y Mercedes enviaron, sin preverlo, la segunda mitad de la novela. Solo pudieron pagar una parte del manuscrito porque no les alcanzaba el dinero.

“Lo único que falta ahora es que la novela sea mala”, le dijo el escritor a su esposa. Sin embargo, el texto enviado, que nació de 18 meses de encierro, deudas y austeridad, fue suficiente para que el editor aceptara publicar la novela y enviara un adelanto monetario que a la familia García Barcha le cayó como un rayo de sol tras una tormenta.

NOVELA TOTAL. El año en que fue publicado dicho libro, el escritor Mario Vargas Llosa, en ese entonces amigo de García Márquez, escribió un artículo sobre la novela.

“Como cualquiera de los Buendía, los hombres nacen en América, hoy día condenados a vivir la soledad, y a engendrar hijos con colas de cerdo, es decir, monstruos de vida inhumana e irrisoria, que morirán sin realizarse plenamente, cumpliendo un destino que no ha sido elegido por ellos”, escribió el premio Nobel de Literatura 2010.

Mientras que la poeta y docente Sonia Luz Carrillo, magister en Literatura Peruana y Latinoamericana en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, reflexionó para Correo sobre Cien años de soledad.

“Ejemplo de novela total, de esas que añadieron un mundo a la realidad poblándola de personajes inmortales. Con ella, de lúdica manera, Gabriel García Márquez nos enseñó cómo lo real y lo fantástico era posible vivirse con la naturalidad de un relato contado entre familiares y amigos repartidos por el orbe y hablantes de distintas lenguas. Cien años de soledad, obra a la que se vuelve siempre con el gozo enriquecido por lo vivido”, escribió Carrillo.

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