CUESTIONADA EMBAJADORA DEL PERÚ EN REINO UNIDO.

La sociedad política inglesa, que tradicionalmente compite en puntualidad y sigilo con la alemana, no merece contar con una representante diplomática de Perú o embajadora que cargue serios cuestionamientos sobre su persona, peor todavía frente a un caso delicado, mediático y escandaloso como el de las coimas “estructuradas” de Odebrecht.
En general, la Unión Europea es sensible a esos casos y los propios políticos, ministros o embajadores europeos suelen dar un paso al costado si se les vincula en lo más mínimo con un supuesto ilícito, pues la renuncia es un acto de honor por anticipado, al margen de que los tribunales en su momento se pronuncien y definan la situación embarazosa.
El caso de la embajadora del Perú en Reino Unido, la señora Susana de la Puente, ha salido a la luz pública mundial y no debería permanecer un día más en el cargo porque, al margen de su complicidad o no con Odebrecht sobre el pedido, colocación y destinos de una donación de campaña durante el 2011, está de por medio el nombre, imagen y prestigio de la nación.
De modo que el lugar que le corresponde a esta economista y banquera, amiga entrañable y de muchas décadas de Pedro Pablo Kuczynski, es regresar al Perú y comparecer ante el Ministerio Público y la Comisión Lava Jato. No obstante, debe recordarse que en el referido 2011, el señor Kuczynski postuló por primera vez a la presidencia de la República, y en tal coyuntura –como candidato de Alianza por el Gran cambio− la ciudadana Susana de la Puente recibió US$ 300,000 para su campaña electoral, según lo manifestado por Jorge Simoes Barata, exrepresentante de Odebrecht en el Perú.