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CUBA: Celebro Aniversario 60 años del Triunfo Revolucionario (1959) del Primero de Enero

La Revolución cubana cumple 60 años. Quizás la mayor gesta protagonizada por los pueblos latinoamericanos. La única que triunfó y cambió las bases económicas y sociales, expulsando al imperialismo que la mantenía en el atraso y la miseria para las grandes mayorías, expropiando a los grandes monopolios y capitalistas. La única que, solo de esta manera, pudo conquistar entre otros muchos derechos, el pleno empleo, la tierra para quienes la trabajan, salud y educación gratuitas y universales, al igual que la vivienda.

El proceso iniciado el 1ro de enero, significó en apenas 3 o 4 años un cambio de base y radical para un pueblo que, a excepción de la capital, vivía asolado por la desocupación masiva, el analfabetismo, la desnutrición y la muerte por enfermedades curables; donde la dependencia y sumisión al imperialismo yanqui era tal que La Habana era conocida como un “gran burdel” donde los marines y ricos estadounidenses se divertían a sus anchas con total impunidad. El triunfo en la Batalla de Bahía de los Cochinos, acción cumbre de las milicias revolucionarias, demostró que todo aquello había terminado definitivamente y que no es tan fácil derrotar a un pueblo insurrecto por más maquinaria militar que tenga el enemigo.

La Revolución cubana es el principal resultado del movimiento revolucionario cubano de izquierda que provocó la caída del régimen del dictador Fulgencio Batista, y la llegada al poder del líder del Ejército Guerrillero, Fidel Castro. Como los revolucionarios continúan en el poder desde entonces, se considera a la revolución como el período comprendido entre el alzamiento contra Batista y la actualidad.4​5​

La Revolución cubana ha representado un evento importante en la historia de América al ser la primera y con más éxito de varias revoluciones de izquierdas que sucedieron en diversos países del continente. El régimen resultante de la revolución —considerado por organizaciones como Amnistía Internacional como autoritario y restrictivo6​7​— ha mantenido el gobierno en el país a pesar de la enorme cantidad de adversidades, manteniéndose a flote incluso luego de la caída del bloque socialista.

Se le ha acusado de violar algunos derechos como la libertad de expresión o la libertad de circulación, si bien en términos generales ha resultado exitosa en muchas de las reformas que ha hecho, principalmente en el sistema de salud y el sistema educativo público y gratuito. Estados Unidos mantiene un embargo económico a la isla desde principios de los años 1960.

Esta política es considerada como «bloqueo económico» en el marco de las Naciones Unidas y rechazada cada año por la Asamblea General de esa instancia internacional que vota a favor de una resolución denominada Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos contra Cuba. A pesar de la presión internacional, Estados Unidos sigue justificando su política anteponiendo la existencia de numerosas denuncias de violaciones de los derechos humanos en la isla. Tanto la persistencia norteamericana en las sanciones unilaterales contra Cuba como los efectos que esto trae a su población quedan reflejados en múltiples resoluciones de las Naciones Unidas desde el año 1992.

DISCURSO:

Pronunciado por el General de Ejército Raúl Castro Ruz, primer secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, en el acto central en conmemoración del aniversario 60 del triunfo de la Revolución, en Santiago de Cuba, el 1ro. de enero de 2019, "Año 60 de la Revolución".

Nos reunimos hoy para celebrar el aniversario 60 del triunfo revolucionario del Primero de Enero, y lo hacemos nuevamente en Santiago de Cuba, cuna de la Revolución, aquí en el cementerio de Santa Ifigenia, donde se veneran los restos inmortales de muchos de los mejores hijos de la nación, muy cerca de las tumbas del Héroe Nacional, del Padre y la Madre de la Patria y del Comandante en Jefe de la Revolución Cubana.

No vengo a aquí a hablar a título personal, lo hago en nombre de los heroicos sacrificios de nuestro pueblo y de los miles de combatientes que ofrendaron su vida a lo largo de más de 150 años de lucha.

Parece increíble que el destino nos haya reservado el privilegio de poder dirigirnos a nuestros compatriotas un día como hoy, al conmemorar seis décadas del triunfo, ocasión en que, bajo el mando de Fidel, por primera vez el pueblo cubano alcanzó el poder político y los mambises sí pudieron entrar victoriosos a Santiago de Cuba, coincidentemente 60 años después de que se instaurara el dominio absoluto del imperialismo norteamericano sobre Cuba.

Hace pocos meses, en La Demajagua, nos reunimos para recordar el aniversario 150 del inicio de las guerras por la independencia de Cuba, el 10 de Octubre de 1868, fecha que marca el comienzo de nuestra Revolución, que sobrevivió momentos de amargura y desunión, como el Pacto del Zanjón, y episodios luminosos como el protagonizado por Antonio Maceo en la Protesta de Baraguá.

La Revolución revivió, en 1895, gracias al genio y la capacidad de Martí para aglutinar a los mejores y más experimentados jefes de la contienda de los 10 años y preparar la «guerra necesaria» contra el colonialismo español.

Cuando el ejército colonial estaba prácticamente derrotado, con escasa moral combativa, asediado por los mambises en casi toda la isla y mermado por las enfermedades tropicales, que, en 1897, por solo citar un ejemplo, provocaron 201 000 bajas entre sus efectivos; la victoria fue usurpada con la intervención norteamericana y la ocupación militar del país, lo que dio paso a un largo período de opresión y gobiernos corruptos y serviles a sus designios hegemónicos.

Ni siquiera en esas difíciles circunstancias se apagó la llama redentora del pueblo cubano, puesta de manifiesto en figuras de la talla de Baliño, Mella, Villena, Guiteras y Jesús Menéndez, entre muchos otros que no se resignaron a vivir en afrenta y oprobio sumidos.

Tampoco la Generación del Centenario, que bajo el liderazgo de Fidel asaltó los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes el 26 de Julio de 1953, estaba dispuesta a tolerar, a 100 años del natalicio de Martí, los crímenes y abusos de una tiranía sangrienta totalmente subordinada a los intereses de los Estados Unidos.

Sobrevinieron entonces momentos de profundo dolor y tristeza luego del revés y el vil asesinato de muchos de los combatientes revolucionarios participantes en esas acciones, denunciado virilmente por Fidel en su histórico alegato «La historia me absolverá», que se convirtió en el programa de la Revolución. A pocos metros de aquí yacen los restos de los caídos aquel 26 de julio y de otros mártires de la gesta insurreccional, incluidos también los valientes jóvenes santiagueros de la lucha clandestina y los hijos de esta ciudad que cayeron en las gloriosas misiones internacionalistas.

En los duros años de presidio y vejaciones no desfalleció el fervor y el compromiso de reiniciar la lucha, creció el prestigio y la autoridad del líder revolucionario para sumar nuevas fuerzas contra la dictadura.

El exilio en México no conoció el descanso; sirvió para preparar la próxima y decisiva etapa de batallar que nos trajo en el yate Granma a las Coloradas el 2 de diciembre de 1956. La demora en arribar a costas cubanas, debido a la azarosa navegación, no permitió la sincronización prevista con el Alzamiento de Santiago de Cuba, el 30 de noviembre, organizado por el audaz y valeroso joven dirigente del Movimiento 26 de Julio, Frank País García, quien todavía no había cumplido los 22 años, edad que tenía cuando fue brutalmente asesinado por los esbirros de la tiranía el 30 de julio de 1957.

Tampoco el desastre de Alegría de Pío, que casi aniquiló a los expedicionarios, pudo extinguir el optimismo y la fe de Fidel en la victoria, convicciones que lo llevaron a exclamar el 18 de diciembre cuando nos reencontramos, con apenas siete fusiles: ¡Ahora sí ganamos la guerra!

Desde Santiago de Cuba, como resultado de los infatigables esfuerzos del movimiento clandestino dirigido por Frank País, recibimos en la Sierra Maestra el primer refuerzo de jóvenes combatientes, armas y municiones, que significó un aporte crucial a la capacidad combativa del naciente Ejército Rebelde.

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