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El Camino del Inca, un tesoro turístico transnacional y de difícil desarrollo


Más allá del celebérrimo Machu Picchu , el Camino del Inca busca convertirse en un polo turístico integrado, aunque el proyecto está resultando laborioso y desigual en un inmenso territorio que abarca seis países de Sudamérica a lo largo de los Andes.

En un panel en Madrid en el marco de la feria turística Fitur, la más importante del mundo para Latinoamérica que concluyó el último sábado, representantes de Perú, Colombia, Chile y Ecuador defendieron el atractivo de la ruta, incluida en el 2014 en el Patrimonio Mundial de la Unesco y que incluye también a Argentina y Bolivia.

"Es un patrimonio común de los países andinos", lanzó Mónica Zalaquett, subsecretaria de Turismo de Chile, refiriéndose al enorme potencial de sitios naturales, arqueología y cultura local que ofrecen los caminos trazados para comunicar antaño las regiones del imperio inca.

El gran protagonista del Qhapaq Ñan (Camino Inca, en quechua) es Perú, con su antigua capital imperial, Cusco, y su departamento frecuentado todo el año por turistas de Estados Unidos, Brasil, Argentina, Europa o Israel.

Allí quiere promover el gobierno atractivos turísticos como el puente Queshuachaca, que las comunidades indígenas locales construyen con fibra vegetal cada mes de junio en un ritual que dura tres días. O Choquequirao, una ciudadela inca en terrazas que presenta cierta semejanza estructural y arquitectónica con Machu Picchu.

Sin embargo, la viceministra de Turismo, Liz Blanca Chirinos, advirtió que el desarrollo del Qhapaq Ñan como marca turística internacional "es difícil", y dio a entender que irá despacio.

Según explicó, del lado peruano no hay un presupuesto global fijado, y en cualquier caso, la financiación deberá ser de entrada estatal para "ir muy de cerca" con las comunidades indígenas quechuahablantes.

"Entrar ahí con inversión privada puede ser un poco agresivo" y hasta "contraproducente", remarcó, insistiendo en que "sería un error" desatender la prosperidad de las comunidades locales.

Desde los touroperadores inciden en la necesidad de infraestructuras, un desafío formidable dadas las distancias geográficas y las disparidades de políticas públicas entre gobiernos.

En Uyuni, conocido salar del sur de Bolivia, "hay pocos hoteles, y entre La Paz y Cusco, pocos vuelos", destaca Roberto D'Amico, fundador de Peru Quality, una empresa que opera en Chile, Perú y Bolivia.

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