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30 DE ENERO: DÍA MUNDIAL DE LA LEPRA


La Lepra forma parte del patrimonio de la pobreza, miseria y dolor de la humanidad, en la actualidad continúa persiguiendo al hombre, engendrando mitos, misterios, temor, estigmatización social y rechazo. Desde el año 1954 se recuerda en diferentes países del mundo el Día Mundial de la Lepra, esta jornada tiene como objeto alertar la preocupante presencia que esta enfermedad milenaria tiene aún en países de Asia, África y América, y sensibilizar a nuestra sociedad sobre este tema.

El primer día mundial de la Lepra fue una jornada en la que se logró “una movilización universal de espíritus y corazones a favor de los Leprosos”, como pretendía su promotor el periodista francés Raoul Follereau.

La Lepra también llamada enfermedad de Hansen en honor al científico noruego Armauer Hansen, quien fuera el descubridor de la bacteria causante, es una enfermedad infecciosa pero de BAJA CONTAGIOSIDAD, tiene un largo periodo de incubación (años) y la evolución es crónica e invalidante. Su contagio se realiza por las vías respiratorias a través de las gotitas de saliva que contienen bacilos, que algunos enfermos expulsan al hablar, toser o estornudar.

La Lepra afecta la piel y el sistema nervioso periférico, en algunas formas clínicas también afecta a las mucosas y algunos órganos. Según la OMS existen aproximadamente entre 10 a 12 millones de enfermos de Lepra, siendo los países de la India, Brasil e Indonesia los que reportan más casos. Otro dato dado por el mismo Organismo Internacional es la existencia de 3 millones de personas discapacitadas a causa de la Lepra y cada año más de 150,000 personas van a incorporarse a la lista de personas discapacitadas. Con esta cifra la Lepra es una de las 4 causas principales de discapacidad.

La Lepra afecta a ambos sexos siendo más frecuente en adultos, pudiendo existir también en niños. La capacidad de respuesta inmunológica (defensa) de una persona es determinante para la aparición de esta enfermedad en sus diversas formas clínicas.

La Lepra es una de las enfermedades más antiguas de la Historia y aunque ya es controlable y curable, no se ha podido erradicar. Ciudades amuralladas o aislamientos en lugares muy apartados, eran la forma de recluir a los enfermos, aún en nuestro siglo el rechazo que en muchas ocasiones todavía se sigue viendo va más allá de la Discriminación y la Deshumanización, al negarles todo contacto social y muchas veces la atención que se merecen.

A pesar de que existe tratamiento de cura para la Lepra, desde el año de 1982 aún sigue habiendo obstáculos para hacerlo llegar a tiempo a los afectados. Las discapacidades permanentes llevan a las personas afectadas al desempleo, dependencia económica y dependencia física, extremos en el proceso de exclusión social e indigencia.

Tratar de romper el círculo de exclusión e integrar al enfermo en la sociedad, posibilita accesos a trabajos que les permita obtener ingresos económicos, acceso a la vivienda, educación para sus hijos, recuperar la autoestima y que tengan una vida más digna.

Más allá del problema relacionado a su salud, la Lepra es una enfermedad muy estigmatizada que marca las vidas de quienes la padecen y de sus familiares.

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