Alco, el perro de pelo negro, mascota de los incas, según relato de Hipólito Unanue
"De estatura mediana, con el cuerpo cubierto de lana negra, menos entre el pecho y la cola en que es parda", así describía en el siglo XIX, el médico y científico Hipólito Unanue a Alco, el perro de pelo negro que los conquistadores encontraron como mascotas de los incaicos.
«Estos perros son muy sentidos y avisan con sus ladridos cualquier novedad que ocurra alrededor de la casa, o del hato, y también embisten con fiereza a las personas que no conocen”, afirmó el científico
Unanue.
Según decía, estos canes habitaban en la sierra y descendían a la costa acompañando a sus amos pero que se regresaban a sus lugares porque ninguno de ellos soportaba el calor y “a causa de la caracha o sarna que les acomete y mata, efecto del mayor aumento de la circulación en la superficie, y falta de transpiración por la densidad de su cutis”.
En su investigación “Observaciones sobre el clima de Lima y su influencia en los seres humanos, en especial el hombre”, Unanue dijo que, a los ya conocidos y queridos canes oriundos del Perú, el perro peruano calato, y el perro pastor de Chiribaya, se sumaba una tercera raza nativa.
Una revisión de documentos oficiales de principios del siglo XIX, permite dar a conocer este hallazgo a través del investigador Ítalo Sifuentes Alemán.
En ese documento, que data de 1806, Unanue describió en sus primeras páginas: “Entre las familias de cuadrúpedos que se encontraron en el Perú al tiempo de su descubrimiento, y conquista, se encuentra el alco (canis americanus. Lin. Kiltho, Thegua. Mol)”, y acto seguido pasó a detallar el tamaño y color de pelaje, e incluso lo comparó con “los perritos semejantes a los nuestros de faldas”, es decir con los perritos falderos.
Esta descripción presenta a este can totalmente diferente al perro calato peruano (llamado también viringo), y al pastor de Chiribaya, dedicado precisamente al pastoreo y del que hay registro arqueológico que da cuenta de su pelaje amarillo y rojizo.
El perro calato peruano, que en algunas variedades tiene algo de pelaje en la cabeza, aparece representado en piezas cerámicas de tiempos prehispánicos.
Ejemplares de ambos canes actualmente se encuentran como mascotas en numerosos hogares.
Unanue continuó describiendo a este perro andino de la siguiente manera: “El alco es compañero fidelísimo del indio: su estatura es mediana, y tiene, por lo general, todo el cuerpo cubierto de lana negra, menos entre el pecho, y la cola en que es parda".
"Hay de estos unos pequeños perritos semejantes a los nuestros de faldas, que cargan las indias sobre sus quipes y abrigan en su seno, los cuales por ser taciturnos han dado ocasión a que crean algunos que los alcos no ladran, y que por tanto no pertenecen a la clase de los perros”, escribió.